"... cuando el narrador es fiel, eterna e inquebrantablemente fiel a la historia, al final es el silencio quien habla. Cuando la historia ha sido traicionada, el silencio no es más que vacío. Pero nosotros, los fieles, cuando hemos dicho nuestra última palabra oímos la voz del silencio."
"¿Quién es —prosigue la mujer— el que relata un cuento mejor que todas nosotras? El silencio. ¿Y dónde se lee una historia más profunda que en la página mejor impresa del libro más valioso? En la página en blanco. Cuando la pluma más finamente cortada, en su momento de mayor inspiración, ha escrito su cuento con la más preciada tinta, ¿dónde podrá leerse un cuento más profundo, dulce, alegre y cruel?: en la página en blanco."
Amado Nervo se debe dejar donde y como está. Es una gran contradicción parafrasearlo. Espero que sepan disculpar mi torpeza, todavía creyendo en las palabras.
El segundo acontecimiento fundamental para la elaboración final de esta obra silenciosa [4'33" de John Cage]... fue la experiencia de Cage el año 1952 en su visita a una cámara anecoica en la universidad de Harvard. Estando adentro de la cámara le sorprendió escuchar dos sonidos, uno agudo y uno grave, cuando para Cage, la experiencia (así pensaba), sería la del silencio más absoluto. Ya terminada la experiencia, Cage le describió estos sonidos al ingeniero, quien le explicó que el primero, el sonido agudo, correspondía a su propio sistema nervioso y el segundo al sonido que produce la circulación de su sangre. Hasta antes de esta experiencia, Cage –como él mismo lo describe– pensaba “honesta e ingenuamente” en la posibilidad de un silencio real. Escribe al respecto: “Cuando entré en aquella habitación insonorizada, realmente esperaba no escuchar nada” (Nicholls 115). Tal descubrimiento fue para el músico la aceptación “de lo que venga con independencia de las consecuencias”, lo cual para esta obra (4′33″) “significa aceptar y por supuesto poner de relieve la plétora de sonidos ambientales no intencionados que constantemente nos rodean” (87). Por más que se intente hacer del silencio uno puro, después de esta experiencia, para Cage “no hay nada semejante a un espacio vacío o a un tiempo vacío. Siempre habrá algo que ver, algo que oír. De hecho, por mucho que intentemos hacer el silencio, no podemos” (Silencio 8).
"... cuando el narrador es fiel, eterna e inquebrantablemente fiel a la historia, al final es el silencio quien habla. Cuando la historia ha sido traicionada, el silencio no es más que vacío. Pero nosotros, los fieles, cuando hemos dicho nuestra última palabra oímos la voz del silencio."
ResponderEliminar"¿Quién es —prosigue la mujer— el que relata un cuento mejor que todas nosotras? El silencio. ¿Y dónde se lee una historia más profunda que en la página mejor impresa del libro más valioso? En la página en blanco. Cuando la pluma más finamente cortada, en su momento de mayor inspiración, ha escrito su cuento con la más preciada tinta, ¿dónde podrá leerse un cuento más profundo, dulce, alegre y cruel?: en la página en blanco."
(Isak Dinesen, La página en blanco)
Parafraseando a Amado Nervo, lo sublime se debe callar.
ResponderEliminarAmado Nervo se debe dejar donde y como está. Es una gran contradicción parafrasearlo. Espero que sepan disculpar mi torpeza, todavía creyendo en las palabras.
ResponderEliminarJose F., muy agradecida por la cita.
El segundo acontecimiento fundamental para la elaboración final de esta obra silenciosa [4'33" de John Cage]... fue la experiencia de Cage el año 1952 en su visita a una cámara anecoica en la universidad de Harvard. Estando adentro de la cámara le sorprendió escuchar dos sonidos, uno agudo y uno grave, cuando para Cage, la experiencia (así pensaba), sería la del silencio más absoluto. Ya terminada la experiencia, Cage le describió estos sonidos al ingeniero, quien le explicó que el primero, el sonido agudo, correspondía a su propio sistema nervioso y el segundo al sonido que produce la circulación de su sangre. Hasta antes de esta experiencia, Cage –como él mismo lo describe– pensaba “honesta e ingenuamente” en la posibilidad de un silencio real. Escribe al respecto: “Cuando entré en aquella habitación insonorizada, realmente esperaba no escuchar nada” (Nicholls 115). Tal descubrimiento fue para el músico la aceptación “de lo que venga con independencia de las consecuencias”, lo cual para esta obra (4′33″) “significa aceptar y por supuesto poner de relieve la plétora de sonidos ambientales no intencionados que constantemente nos rodean” (87). Por más que se intente hacer del silencio uno puro, después de esta experiencia, para Cage “no hay nada semejante a un espacio vacío o a un tiempo vacío. Siempre habrá algo que ver, algo que oír. De hecho, por mucho que intentemos hacer el silencio, no podemos” (Silencio 8).
ResponderEliminarhttp://www.revistalaboratorio.cl/2010/12/john-cage-y-la-traduccion-de-metodos-aproximaciones-a-la-musica-moderna/