Mi abuela, que en paz descanse, era una de esas mujeres fabulosas que Dios le regala al mundo como muestra de su bondad. Era una de esas mujeres maravillosas que con sólo mover un dedo ya tenía a toda su familia alrededor para disfrutar un almuerzo de domingo o rezar la Novena en diciembre.
De ella aprendí muchas cosas, especialmente términos que aun hoy me rondan por la cabeza y que recuerdo con cariño.
Por ejemplo, cuando uno de nosotros, de sus nietos, estaba muy inquieto decía que tenía mal de zambito. Nunca supe qué era en realidad, pero me parece bastante curioso, ya que en últimas termina siendo un adjetivo racista con una carga de humor finísima.
Cuando alguien no comía usaba el término cuerpo glorioso, refiriéndose a que era como un Santo, que no requería comida para vivir.
Y otro, el que me trae por aquí, era el pereque. "No ponga pereque, mijito", me decía cuando pedía algo extra en el almuerzo o me ponía exigente con algo.
Como amé y amo a mi abuela. Y tú me la evocas poniéndome pereque al recordármela con tu nueva obviedad.
Con tu permiso, querida Ángela, pongo un pereque: tu abuela, Esteban, no era racista, sino relgiosa, el que ponés: mal de zambito, es: Mal de san Vito.
Maestro Esteban, el mal de "sambito", "San Vito", es la misma enfermedad de Huntingtong. Es algo parecido al Parkinson, pero dicen que es peor. El rollo del San Vito, leí por ahí, que era porque en la edad media le pedían al santo ese que curara a los enfermos, que no eran considerados enfermos, si no endemoniados; como el santo no los curaba (ya se sabe, ningún santo de esos cura nada), entonces al poseído lo quemaban en la hoguera.
Siquiera a vos, Esteban te quedó claro: cuando estaba niño, mi tía Zoraida (a la que decíamos: Zorita) me contaba que Vito (después santo: san Vito) bailaba para gloria de Dios un baile convulso, y que de ahí venía lo que recordás como: Mal de san Vito, que yo recuerdo como: Baile de san Vito. Podrá no ser cierto, ni científico, pero prefiero esta explicación.
argucia.
ResponderEliminar(Del lat. argutĭa).
1. f. Sutileza, sofisma, argumento falso presentado con agudeza.
Entonces concluyo que Esteban es un sofista disoluto.
Mi abuela, que en paz descanse, era una de esas mujeres fabulosas que Dios le regala al mundo como muestra de su bondad. Era una de esas mujeres maravillosas que con sólo mover un dedo ya tenía a toda su familia alrededor para disfrutar un almuerzo de domingo o rezar la Novena en diciembre.
ResponderEliminarDe ella aprendí muchas cosas, especialmente términos que aun hoy me rondan por la cabeza y que recuerdo con cariño.
Por ejemplo, cuando uno de nosotros, de sus nietos, estaba muy inquieto decía que tenía mal de zambito. Nunca supe qué era en realidad, pero me parece bastante curioso, ya que en últimas termina siendo un adjetivo racista con una carga de humor finísima.
Cuando alguien no comía usaba el término cuerpo glorioso, refiriéndose a que era como un Santo, que no requería comida para vivir.
Y otro, el que me trae por aquí, era el pereque. "No ponga pereque, mijito", me decía cuando pedía algo extra en el almuerzo o me ponía exigente con algo.
Como amé y amo a mi abuela. Y tú me la evocas poniéndome pereque al recordármela con tu nueva obviedad.
Un abrazo grande, Angelita.
Un día escribiré un micro de mi abuela, o de sus términos, al menos.
ResponderEliminarFíjese que acá en Guatemala utilizamos la palabra, en sus dos acepciones.
ResponderEliminarCuando alguien se quiere pasar de listo decimos, "déjese de pereques".
Y cuando hay una fiesta, entonces decimos, "habrá un gran pereque".
Digo decimos, pero en realidad la palabra se utiliza muy poco.
Salú pue.
Con tu permiso, querida Ángela, pongo un pereque: tu abuela, Esteban, no era racista, sino relgiosa, el que ponés: mal de zambito, es: Mal de san Vito.
ResponderEliminarJose F., no puede ser que todos estos años haya vivido engañado de esa forma.
ResponderEliminarY si era San Vito, ¿de qué era el mal?
Maestro Esteban, el mal de "sambito", "San Vito", es la misma enfermedad de Huntingtong. Es algo parecido al Parkinson, pero dicen que es peor. El rollo del San Vito, leí por ahí, que era porque en la edad media le pedían al santo ese que curara a los enfermos, que no eran considerados enfermos, si no endemoniados; como el santo no los curaba (ya se sabe, ningún santo de esos cura nada), entonces al poseído lo quemaban en la hoguera.
ResponderEliminarSalú pue.
Muchas gracias por la aclaración, señores. Muchas gracias.
ResponderEliminarSiquiera a vos, Esteban te quedó claro: cuando estaba niño, mi tía Zoraida (a la que decíamos: Zorita) me contaba que Vito (después santo: san Vito) bailaba para gloria de Dios un baile convulso, y que de ahí venía lo que recordás como: Mal de san Vito, que yo recuerdo como: Baile de san Vito.
ResponderEliminarPodrá no ser cierto, ni científico, pero prefiero esta explicación.