21.11.10

resolver

(Do lat. resolvere)

1. Fazer desaparecer aos poucos; extinguir gradualmente: O antibiótico resolveu os tumores em dois meses.

7. Reduzir, transformar, converter: A baixa temperatura resolve a água em gelo; "Há em Maria Isabel o desejo de resolver tudo en canção" (Carlos Drummond de Andrade, Passeios na Ilha, p. 208).

2 comentarios:

  1. Con esta entrada inauguro la felicidad de haber encontrado la primera edición del Novo Dicionário da Língua Portuguesa, de Aurélio Buarque de Hollanda Ferreira, en mi propia casa y casi por accidente. Es una joya que me va a llevar toda la vida (y más) aprender a usar y disfrutar. No voy a contarles ahora sobre el diccionario, ni su autor, por dos razones: porque lo que sé realmente es muy poco y porque necesito aprender a despampanar mi cerebro y en este momento el tema es la palabra “resolver”. Es difícil, pero aquí estoy intentando. Sólo voy a decir que aunque sé poco sobre esta señora obra que tengo al lado, fue suficiente una perdidita en ella, la última hora de mi vida, para ver que es una fuente inagotable de diversión.

    Sobre la entrada.
    El DRAE le otorga el mismo origen a la palabra y además analiza el vocablo latino:

    resolver.

    (Del lat. resolvĕre; de re, y solvĕre, soltar, desatar).

    Digno de atención eso de que resolver una cuestión sea soltarla, dejarla disolverse, deshacerse en otra. Como Maria Isabel y como el personaje de la historia que me contaron ayer. Era un señor que tenía mucha fe en Dios y bebía la infusión de una planta sagrada para buscarlo y ligarse con él. El señor era casado, pero tenía el vicio de mirar otras mujeres y fantasear con ellas, dejando su pensamiento desviarse del camino que él quería seguir en su vida. Un día conoció uma mujer que le gustó tanto que no pudo soportar la tentación y le fue infiel a su esposa. Ese dia, cuando volvió a su casa y se estaba bañando, compuso un poema para la nueva mujer. Estaba muy emocionado y queria entregárselo rápido, entonces se arregló y salió en dirección a la puerta, con tan buena suerte que en la sala se tropezó accidentalmente con la vasija que contenía la infusión. El señor tomó eso como una señal y decidió resolver el poema en una canción como las que solía entonar en sus rituales. Así el señor soltó a la mujer que lo estaba desviando del camino y poco a poco, cantando cada vez que era preciso, fue disolviendo su vicio.

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  2. Una mujer morena
    resuelta en luna
    se derrama hilo a hilo
    sobre la cuna.
    Ríete, niño,
    que te traigo la luna
    cuando es preciso.

    Miguel Hernández, Nanas de la cebolla (Últimos poemas)

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